by Marcela Scarpellini
Today I woke up
to the screaming baby,
with a backdrop of
traffic noise and beeps
The monster is awake
and deepening its way
through:
Our life
Our ears
Our brains
The grinding starts
The monster must be fed:
with our brittle bones,
those which,
we,
voluntarily,
toss
into its
unsatiable belly.
For the sake
of getting
the riches
we tell ourselves
we need
to buy
our peace
I woke up
The baby was crying,
don’t think he is sick,
he is just afraid
of what he starts
to glimpse
his life will be
And I angry
at all this noise
In the name of what
are we
Inflicting such pain?
Full pockets
and bubbling champagne?
There is more to this,
to the unknowing
of our ways
Basta.
The beepometer
is broken\shattered
into silence
And the monster
will just rest
when we are all
back at our desks.
La Abeja
by Marcela Scarpellini
Abrí la ventana
entró una abeja.
Pensé que
me picaría.
Me arropé
para protegerme.
Apagué la luz
se posó
junto a mi cama.
Duerme, pensé.
Solo necesita
un lugar tranquilo
en que descansar,
en que pasar la noche.
La miré después de un rato,
estaba muerta.
Vino a morir
junto a mí.
Quizás no encontró
agua
no encontró
polen.
Todo está seco,
su alimento
escasea.
Y así
como esta abeja
mueren
cientos de otros seres.
Por nuestra
incapacidad
de encontrar refugio
en lo simple.
Esa incapacidad
que nos empuja
a consumir
el mundo
del que todos
dependemos.
Descansa en paz
pequeña abeja.
Sabiendo que
como tù
moriremos todos
tarde o temprano.
Sońando
con otros mundos
en los que la vida
vale más
que el dinero.